El aprendizaje debe ser siempre una
experiencia gratificante, estimulante y
respetuosa que involucre el proceso
personal del estudiante.
La escolaridad debe adaptarse a
las características individuales de
los estudiantes para encontrar
medios más adecuados para un
aprendizaje significativo.
Las normas disciplinarias propias
de la vida estudiantil deben ser
razonadas con los niños y los
jóvenes a partir de las
necesidades de la convivencia.
El colegio no debe ser solo un
lugar donde se aprenden
contenidos, sino de encuentro con
el mundo, la cultura, las artes, el
pensamiento, un espacio de
creación y producción de ideas.
El aprendizaje se construye
cuando el estudiante manipula,
observa, compara, formula
preguntas, comprueba y es capaz
de crear, hacer juicios críticos y
actuar sobre la información.
La lectura permite ampliar el
lenguaje, desarrollar la
imaginación y la empatía,
aprender sobre realidades y
puntos de vista diferentes. Si los
niños desarrollan el gusto por
leer se convertirán en gestores
de su propio aprendizaje.
El dominio del inglés es necesario
en el mundo globalizado para
usarlo como herramienta para la
comunicación, investigación,
aprendizaje y aprehensión cultural.
La institución educativa es
responsable de ofrecer oportunidades
de socialización para todos. El
colegio es un lugar propicio para
aprender a entender y respetar al
otro, vivir los principios de la
convivencia y sentar las bases para
desenvolverse como ciudadanos
del mundo.
Las expresiones artísticas están concebidas en
función de poder habilitar a nuestros
estudiantes para dar salida a sus
emociones, expresar sentimientos desde el
arte en los talleres de música, teatro, escultura,
expresión corporal, pintura y las múltiples
opciones de creación que ofrece talleres de
reciclaje. En estos talleres nuestros estudiantes
representan lo real, lo imaginario, lo
simbólico, y también las situaciones que se les
presentan cotidianamente.
La personalidad es una construcción
que tiene diversos elementos que la
estructuran, entre ellos: la época, la
familia, las vivencias y las palabras.
El afecto es indispensable en el
desarrollo y el aprendizaje. Niños y
jóvenes necesitan sentirse respetados
y valorados en su singularidad.
Las palabras son una herramienta
importante para el autoconocimiento,
habilitan el lazo social y son efectivas
en la mediación de conflictos.